¡Hola!
Probablemente te estés preguntando por qué deberías escuchar a alguien que no conoces, que habla de salud en internet y que además vende una guía en PDF por unos “descarados” 24 €.
Y haces bien.
Por eso estás aquí: para saber quién soy y por qué esta guía podría cambiarte la vida, como me la cambió a mí.
No soy médico. Ni científico, ni terapeuta. Tampoco tengo ningún título en ciencias de la salud.
Pero en 2019, mi cuerpo me obligó a aprender (a la fuerza) lo que nadie me había enseñado:
Cómo sanar desde dentro.
Soy un chico normal de Madrid. Actualmente tengo 36 años. Padres normales.
Vida “normal”. Hasta que dejó de serlo.
Crecí entre guitarras y el skate, como muchos chavales de los 2000.
Siempre me encantaron los deportes extremos: motocross, ski, bicicleta de descenso…
Si te pica la curiosidad, puedes escuchar la que era por entonces mi banda de rock en Spotify aqui, o ver lo que hacía con el monopatín en mi canal de YoutubeI donde están los vídeos que montaba por aquella época para divertirme con mis colegas.
Aquí me tienes saltando con mi adorada Yamaha YZ 125.
A los 23 años decidí cambiar de chip: estudié Economía y al graduarme pasé 5 años trabajando como sales & trader en un banco de inversión. Empecé en la Torre Picasso, en Madrid. Era mi trabajo soñado. Después seguí mi camino en Milán, y ahora vivo en Ginebra, Suiza, donde sigo trabajando en el sector financiero.
Desde fuera, todo parecía en orden. Tenía 30 años recién cumplidos.
Hasta que una mañana me desperté con un dolor brutal en el tobillo.
Probé de todo. Me ponía hielo en distintas posiciones para ver si bajaba la inflamación… pero nada.
La verdad es que, durante el primer mes, solo fue a peor.
Horas en salas de espera de hospital, pruebas, visitas médicas…. y al final me di de bruces con lo que ahora llamo “el hechizo”.
El diagnóstico fue un mazazo: enfermedad inflamatoria autoinmune crónica. Incurable. Medicación de por vida. Efectos secundarios incluidos.
Los análisis del 2019 eran claros: positivo en antígeno HLA B-27 y la proteína C reactiva (un marcador de inflamación) por las nubes.
El B-27 está asociado a enfermedades autoinmunes.
Visto así, parece lógico pensar que ni tus hábitos tienen la culpa ni puedes hacer nada al respecto. Total, es genético… no?
La proteína C reactiva es uno de los marcadores más usados para detectar inflamación. El valor aceptable suele estar por debajo de 5.
Yo lo tenía en 26,5 mg/L.
Un nivel así indica una inflamación seria. Muy por encima del rango normal (menos de 10 mg/L). Era evidente que algo no iba bien.
Pero lo que no entendía era esto: si yo nunca había tenido ese problema de salud, ¿por qué ahora tendría que lidiar con él por el resto de mi vida?
¿No se supone que la medicina está para curar?
Pues parece que no. Al menos no en el caso de las enfermedades llamadas inflamatorias crónicas. Eso es lo que me dijeron.
Y fue justo ahí donde empezó mi camino.
Por primera vez, me hice responsable de mi salud. Lo que escuchaba no me convencía y me negué a aceptarlo sin más.
Decidí no rendirme. No me identifiqué con el diagnóstico. Y decidí, con el incalculable apoyo de mi novia, hoy mi mujer, tomar acción.
Empecé a investigar, leer, probar. Cambié mis hábitos, mi forma de alimentarme, de cuidarme, cómo dormía, cómo manejaba el estrés.
Me hice 100 % responsable de mi salud.
Y lo que parecía imposible… pasó.
Desde abril de 2022 no tomo medicación. No tengo síntomas. Y no, no fue un milagro. Fue un cambio profundo de estilo de vida.
¡En mis análisis del 2022 no quedaba rastro de inflamación!
La guía que he escrito es el resumen práctico de ese camino.
Son 7 áreas clave que transformaron mi salud y que podrían ayudarte a reducir inflamación, energía baja, problemas digestivos, dolores crónicos y otros síntomas que quizás ya has asumido como “normales”.
Créeme: si no estás dispuesto a invertir en ti, probablemente tampoco estés listo para comprometerte con el cambio.
Pero si has leído hasta aquí, quizá estés más cerca de lo que crees.